Aunque Chengdu no tiene atractivos tan extraordinarios como otros destinos turísticos más multitudinarios y llamativos, no se puede negar que es una de las pocas ciudades chinas en donde la mayoría de los visitantes prefiere terminar su viaje a China. Quizás sea por las relajantes casas de té, donde los lugareños preparan las infusiones empleando métodos que han pasado de generación en generación durante años; o quizás sea por su animada vida nocturna, que combina bares de cerveza artesanal y clubes de moda con espectáculos de ópera de Sichuan; o tal vez sea la deliciosa comida, famosa por su sabor picante, sus recetas ancestrales y su gran variedad (después de todo, los habitantes de Chengdu se enorgullecen de pertenecer a la primera ciudad de la gastronomía de la Unesco).
En cualquier caso, lo que es seguro es que no faltan los que vienen de visita y se van enamorados de esta ciudad. Es de suponer que seguramente ayude el hecho de que aquí pueden verse las caras más lindas de China: las de los pandas gigantes.
